dilluns, 26 de novembre del 2007

'Els altres catalans'. Tres palabras




26/11/2007 EL TURNO // MÒNICA TERRIBAS
Paco Candel nos deja, entre otras cosas, estas tres palabras. No todo el mundo es capaz de construir una frase que tenga la capacidad de profundizar en una cuestión tan compleja como la inmigración. Todos los días surgen frases que se convierten en sentencias célebres que permiten chistes durante un tiempo, ya sean dichas por un rey o por un súbdito. Incluso somos capaces de asimilarlas y convertirlas en modelos lingüísticos. En cambio, hay personas que tienen la capacidad intelectual de definir con tres palabras realidades delicadas que constituyen pensamiento. Nadie puede discutir la fuerza de estas tres palabras. Dichas en aquel momento, cuando nadie describía todavía con rotundidad la realidad de esos otros, Paco Candel lo hizo. Y siguió describiendo lo que veía, sin aspavientos, sin voluntad de generar todos los días una nueva sentencia que hiciera fortuna.Hoy los personajes públicos viven la esclavitud de ser constantemente brillantes. Las empresas periodísticas pagan por formular ocurrencias contrastadas con las ocurrencias de los otros, y así se construye lo que llamamos la opinión pública. Y si la ocurrencia la dice alguien que es una cara conocida, mejor, porque a estas alturas ya resulta difícil saber si la opinión se pide por lo que se piensa o por el peso que se tiene en horas de televisión, de cine o de radio. Las frases tienen peso solo si se dicen con palabras contundentes, porque es cuando se comentan y se reproducen e, incluso, cuando se imitan durante semanas para pasar a formar parte del imaginario colectivo. Pero una vez superada la inflamación, nadie recordará donde recibió la picadura. La de Candel, sí.Esta es la fuerza de los que saben definir con pocas palabras un pensamiento que deja poso. Nos alimentamos de estos sabios, que siempre se van sin ser muy conscientes del impacto que dejan. En el caso de Candel, habernos ayudado a construir la convivencia, que no es poco. Habrá que ver si su pensamiento compensará sentencias que a veces contribuyen a destruirla, quizá sin querer, solo por ser ocurrentes.